Un autobús de la empresa Reading en el Reino Unido, ha superado los 120 kilómetros por hora (km/h) en un circuito de prueba, cuando lo normal es que no superase los 90 km/h. Pero no es la velocidad su característica más llamativa, ya que este vehículo destinado al transporte público funciona con heces de vaca.
El biometano es el combustible que permite a este autobús desplazarse. Se obtiene de los desechos de vaca, digeridos por bacterias en un biorreactor en ausencia de oxígeno. Posteriormente se almacena en siete tanques en el techo del coche. Este biocombustible puede presentarse en forma líquida, como si fuera gas natural, con lo que cualquier motor de combustión ligeramente modificado puede utilizarlo.
Esta alternativa ecológica a los combustibles fósiles tiene una doble ventaja. Por un lado se evita la dependencia de la gasolina, y por otro se utiliza un metano que, de otra forma, acabaría en la atmósfera. No es el primer autobús de Reino Unido en reciclar las heces: existe otro que funciona con desechos humanos.
Promoción a toda velocidad
Aunque el autobús haya superado los 120 km/h, esta no es la velocidad que se espera de un transporte público. Se trata en realidad de una maniobra de publicidad para mostrar este sistema de transporte como algo completamente opuesto a un vehículo «sucio, oloroso y lento», según aseguró el ingeniero jefe del proyecto a BBC.
Para dar una imagen de marca al autobús, este fue pintado como si de una vaca se tratara: en blanco con manchas negras. Además, debido a la alta velocidad alcanzada, incompatible con la nula aerodinámica que caracteriza a estos transportes, los testigos de la proeza aseguraron que el ruido generado fue comparable al de un bombardero.