Son pocas las aplicaciones que pueden celebrar esta cantidad de años, y mucho menos crear todo un ecosistema de aplicaciones y servicios profesionales.  Hoy (19 de febrero), hace justo 25 años, se lanzaba al público, el primer Adobe Photoshop sólo compatible con el Macintosh Plus.

En ese entonces, Thomas Knoll, estudiante de la universidad de Michigan, escribió un software para mostrar imágenes en su Macintosh Plus, al cual llamó Display, el cual fue mejorando en sus ratos libres, mientras preparaba su tesis doctoral.

Ese nombre era muy apropiado, porque la primera versión sólo era capaz de mostrar imágenes en la pantalla de escala de grises que Apple podía ofrecer en aquella época.

El hermano menor de Thomas, John, quien trabajaba en Industrial Light & Magic, empresa de George Lucas, que había creado los efectos visuales para Star Wars, vio en Display un buen comienzo para sus propios experimentos en efectos especiales computarizados. Consiguió un Macintosh a color y empezaron a trabajar juntos en un editor de imágenes más potente.

Lo rebautizaron como ImagePro, pero alguien ya había registrado el nombre. Intentaron con PhotoHut, pero no anduvo. Entonces, durante una de las muchas demostraciones que organizaban para buscarle una aplicación comercial al software, alguien sugirió Photoshop, y pegó.

Lograron llamar la atención de la empresa Barneyscan y vendieron unas 200 copias de la versión 0.87 del programa con aquellos escáneres. Nada mal. El escáner más la Mac costaban 15.000 dólares, y el primer acierto del Photoshop era que con ese equipamiento podía hacer cosas que hasta entonces requerían invertir entre 1 y 3 millones de dólares en una solución industrial. Era marzo de 1989.

Al año siguiente, Adobe acordó comprar la licencia del editor de imágenes. El 19 de febrero salió la primera versión y lo que siguió fue más allá de otra aplicación multimillonaria. El Photoshop estaba destinado a alterar nuestra forma de ver y mostrar el mundo.

En poco tiempo, se volvió un estándar de la industria editorial y, antes de que pudiéramos darnos cuenta, toda imagen que se imprimía era tratada primero con el Photoshop, lo que condujo a vicios y abusos.

Con el paso del tiempo, crecían  las dificultades para Photoshop.  El alto precio de su licencia lo hacía blanco de la piratería, y ahora que han pasado a una licencia basada en suscripciones los obstáculos llegan en forma de competidores a precios mucho más asequibles.

Pero Photoshop siempre conservará su renombre, sigue siendo imprescindible en oficinas y escuelas de diseño, y esa es la ventaja de Adobe. Además, ahora viene de la mano de otros imprescindibles como InDesign o Illustrator. Y Adobe ha sabido reaccionar bien en el boom móvil con todas sus aplicaciones para iOS y Android junto con todos los servicios en la nube de Creative Cloud, así que no hay razones para dejar de ser optimistas.